Caldo de oso, Tlachicoton, Babadadray, Pulmex, Pulmón, Curadito, Néctar de los Dioses, Chamaquero, "Agua de las verdes matas tu me amas tu me matas, tu me haces andar a gatas". Estos son algunos de los sobrenombres con que se conoce al pulque, también llamado Octli en el México prehispanico.
El buen bebedor sabe que tomar pulque implica formar el famoso "alacrán" figura que debe quedar en el suelo cuando se avienta el sobrante del vaso.
Había diferentes formas de tomarlo el tornillo, la jícara, la piña, el chemiz, la jarra, de acuerdo a la presentación. También se le atribuyen propiedades curativas y afrodisiacas y en algún tiempo fue de la mano con la historia de nuestro querido México, aquel en que cuentan que casi había una pulquería por calle, con los nombres mas raros pero también mas originales tales como "La Floreña" casi enfrente de la estación de Ferrocarril de Huehuetoca estado de México, "La Escondida" allá por el rumbo de Tlalnepantla en el mismo estado, en el Distrito Federal, "los apaches" que después cambio a "la Hija de los Apaches" en la colonia Doctores, "La Pirata" en la Escandon, " la Risa" en el centro histórico, y otros como "las Buenas Amistades", "Sal si Puedes", "El Atoron".
La mayoría de ellas tenían en común el mobiliario formado por tablones de madera, piso con aserrín o viruta de madera, sección de hombres y de mujeres, un pequeño altar a la Virgen de Guadalupe, el techo adornado con papel de china picado en diferentes colores y a la hora de la comida junto con esta bebida se podía de gustar la botana compuesta de una variedad basta de platillos como chicharrón, guacamole, nopales entre otros acompañados de una salsa en un gran molcajete.
Las pulquerías se Distinguían de las vinaterías por que en la pulquería se reunía la plebe era el lugar de convivencia de las clases mas bajas en donde se jugaba, rayuela, baraja y dados.
Estos establecimientos poco a poco han ido desapareciendo y hoy día solo quedan unas pocas, otras han tenido que mezclar su actividad con la venta de cerveza, algunas se han convertido en restaurantes, pero aquellas que retrataban una parte de la sociedad mexicana practicamente han muerto.